Accept - Restless And Wild

1982. Bueno majos, tenía que llegar, el MEJOR DISCO DE HEAVY METAL DE LA HISTORIA. Sí, vale, para mí, pero estoy escribiendo yo, ¿no?, pues eso. Dejando a un lado las coñas, este disco es que es muy pero que muy grande. Como seguramente sabéis Accept llevaba unos cuantos años dando tumbos por el mundo, habiendo publicado 3 álbumes de suerte desigual. Con el primero y homónimo ("Accept", 1979) habían adquirido cierta reputación es su país natal, Alemania (en aquel entonces Alemania Occidental o RFA, más concretamente Solingen). Con el segundo ("I'm a rebel", 1980) bajan un poco el pistón, lo que les genera algún enfado en los fans más acérrimos, aunque les sirve para ir tomando posiciones en el mercado británico, llegando a girar con los mismos Judas Priest, el espejo en que se miraban como banda. "Breaker" (1981) fue su tercer lanzamiento y muestra de la nueva o recuperada dirección del grupo. Consiguen cierta repercusión a nivel europeo sobre todo y les llegan a censurar el tema "Son of a bitch", aunque realmente lo único que pasa es que lo quitan de los créditos en la edición británica, no así del disco. En "Breaker" ya están todos los elementos que harían de Accept una referencia, y le va muy poco a la zaga a este del que hablamos hoy, el mítico "Restless and Wild", un disco que pone patas arriba el mundo del heavy metal y es pionero en el speed metal y si me apuráis lo que acabaría siendo el thrash, una influencia incontestable para muchos de los metaleros que vinieron después. Ponerse este disco y reventarse el cuello haciendo headbanging es todo uno, desde la intro que tras el grito desgarrador de Udo da paso a "Fast as a shark", hasta el abrupto final de "Princess of the dawn", el disco es un compendio del mejor metal que ha visto la luz. Guitarras asesinas (Wolf Hoffmann, el genio de formación clásica y Hermann Frank dándole la réplica, intercambiando punteos y riffs endemoniados), voz torturada (Udo Dirkscheneider, el hombre que masticaba cuchillas), bajo trepanante (Peter Baltes, que por primera vez se inhibe de cantar, pero sigue metiendo coros, como no!) y una batería (Stefan Kaufmann) que a veces es un martillo neumático y otras sorprende por su capacidad de creación fuera de los estándares del género. Y vaya coros, mother of the beauty love!. Un disco único e irrepetible que fue mi álbum de cabecera en mi época más heavy. 11 sobre 10. Abajo a la derecha tenéis la portada actual pero toda una generación conocimos a Accept con esa imagen en directo (vaya pedazo de bombos que lleva el Stefan!) que encabeza este post y que era la edición española editada por Victoria. La historia sigue, claro, pero hoy nos quedamos aquí. Clasicazo de la muet-te. ;-)

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